“El carnaval es un espacio de crítica, un espacio contestatario, a través de un lenguaje y de un símbolo que es la burla”, explica Dagoberto Tejeda, sociólogo y el más grande investigador de los carnavales dominicanos y sus personajes.
“El Califé, cuenta Dagoberto, nace en época de Trujillo. Había una cantidad de funcionarios que habían visitado París y cuando llegaban aquí se quedaban alienados pensando que estaban allá y se planteaban como intelectuales. “Un artista ojalatero, que se llamaba Chencho, hacía una sátira de esos personajes que van al parque Colón. Del parque Colón seguía para los barrios, cuando llegaba a una esquina que había mucha gente, él miraba la gente y si le manifestaban que no con la cabeza, eso significaba que no había ningún calié trujillista ahí entonces tiraba un verso de doble sentido. “Era un bucapie y se quedaba a veces solo, todo el mundo se apretaba y salían juyendo; pero cuando llegaba a un sitio y le decían que sí con la cabeza significa que habían calieses, entonces él tiraba un verso que todo el mundo lo que hacía era que se moría de la risa”. #SomosCarnaval |
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